ELENA VILLAMANDOS
Narradora, poeta, y educadora social. Ganadora del premio de relato corto “Isaac de Vega”, año 1996, con el cuento “Trazos interrumpidos” y del Premio de cuentos “Ciudad de Santa Cruz de Tenerife”, año 2000, con el conjunto de relatos “Curiosas Ataduras”. Primera finalista del III Certamen Internacional de poesía “Mujer y madre” convocado por la Asociación de Escritores de Asturias, año 2020.
Autora de los siguientes libros: la novela “Pasajeros del tiempo” (1ª edición Editorial Seleer, 2014; 2ª edición Editorial Punto Rojo Libros, 2016; 3ª edición Editorial Escritura entre las nubes, 2018); y los poemarios: “Poética y Vida” (Escritura entre las nubes, 2017) y “Egipto” (Escritura entre las nubes, 2020).
Algunas de sus piezas han sido recogidas en diversas antologías de microrrelatos y de poesía: “Pluma, tinta y papel”, “Universo de libros”, “Perdone que no me calle”, “Mujeres 88. Antología de poetas canarias”, “Antología lorquiana 2018-2019. Tomo III”, “Antología para un aquelarre” y “San Borondón. Un viaje literario”. Incluida en varios libros de investigación y análisis de la literatura en Canarias, tales como “Escritoras en su estudio” y “Antología de 100 escritoras canarias”.
Miembro de diferentes asociaciones de escritores como ACTE o POETAP. Participa activamente en recitales de poesía, presentaciones de libros, charlas y mesas redondas sobre igualdad y visibilidad de las mujeres escritoras en canarias. Reseña obra escrita por mujeres en suplementos de periódicos y en revistas enfocadas a la literatura y al arte. Ha colaborado para el suplemento cultural “El perseguidor” del Diario de Avisos y para la revista digital “Dragaria.

Ha impartido talleres de escritura creativa para jóvenes en el TEA y actualmente imparte talleres de creación literaria para adultos en la escuela urbana de Ángeles Práxedes. Directora del taller de lectura, análisis e iniciación al texto dramático en el Regia Comedy.
Jurado y prologuista del XV Certamen Relatos Breves Mujeres 2020. Incluida en el programa Escritores desvelados puesto en marcha por la Biblioteca Pública del Estado de Santa Cruz de Tenerife con el fin de difundir y promocionar a autoras y autores del Archipiélago canario. Incluida también en el programa “Audioteca de Literatura Canaria Actual” con el cuento “Con acento en la e” impulsado y promovido por el Gobierno de Canarias a través de Canarias Cultura en Red.
| POESÍAS |

ELENA VILLAMANDOS
Narradora, poeta, y educadora social. Ganadora del premio de relato corto “Isaac de Vega”, año 1996, con el cuento “Trazos interrumpidos” y del Premio de cuentos “Ciudad de Santa Cruz de Tenerife”, año 2000, con el conjunto de relatos “Curiosas Ataduras”. Primera finalista del III Certamen Internacional de poesía “Mujer y madre” convocado por la Asociación de Escritores de Asturias, año 2020.
Autora de los siguientes libros: la novela “Pasajeros del tiempo” (1ª edición Editorial Seleer, 2014; 2ª edición Editorial Punto Rojo Libros, 2016; 3ª edición Editorial Escritura entre las nubes, 2018); y los poemarios: “Poética y Vida” (Escritura entre las nubes, 2017) y “Egipto” (Escritura entre las nubes, 2020).
Algunas de sus piezas han sido recogidas en diversas antologías de microrrelatos y de poesía: “Pluma, tinta y papel”, “Universo de libros”, “Perdone que no me calle”, “Mujeres 88. Antología de poetas canarias”, “Antología lorquiana 2018-2019. Tomo III”, “Antología para un aquelarre” y “San Borondón. Un viaje literario”. Incluida en varios libros de investigación y análisis de la literatura en Canarias, tales como “Escritoras en su estudio” y “Antología de 100 escritoras canarias”.
Miembro de diferentes asociaciones de escritores como ACTE o POETAP. Participa activamente en recitales de poesía, presentaciones de libros, charlas y mesas redondas sobre igualdad y visibilidad de las mujeres escritoras en canarias. Reseña obra escrita por mujeres en suplementos de periódicos y en revistas enfocadas a la literatura y al arte. Ha colaborado para el suplemento cultural “El perseguidor” del Diario de Avisos y para la revista digital “Dragaria.
Ha impartido talleres de escritura creativa para jóvenes en el TEA y actualmente imparte talleres de creación literaria para adultos en la escuela urbana de Ángeles Práxedes. Directora del taller de lectura, análisis e iniciación al texto dramático en el Regia Comedy.
Jurado y prologuista del XV Certamen Relatos Breves Mujeres 2020. Incluida en el programa Escritores desvelados puesto en marcha por la Biblioteca Pública del Estado de Santa Cruz de Tenerife con el fin de difundir y promocionar a autoras y autores del Archipiélago canario. Incluida también en el programa “Audioteca de Literatura Canaria Actual” con el cuento “Con acento en la e” impulsado y promovido por el Gobierno de Canarias a través de Canarias Cultura en Red.
| POESÍAS |
La dama de Orleans
Ella coge un tique para Nueva Orleans
con la camisa del padre
derritiéndose en sudor por los botones,
ella coge un tique para correr lejos
tropieza con los sumideros arrancados
tras el huracán
se da de bruces con los bancos en los parques
y su rostro cae sobre maternales tripas que la asfixian
los muchachos se asustan y le gritan desde los campanarios:
¡Eh, que se escapa tu tren, corre, corre, dulce viento rubio!
Ella atrapa en el aire un tique para correr rápido
la balanza del padre en los bolsillos
el reloj de luna del padre y las pipas del abuelo
¿Por qué no he de ponerme, madre,
las camisas de mi padre?,
preguntó ella
y entonces compró un tique para Nueva Orleans.
Ella se detiene ahora sin aliento
algunos metros aún hasta la estación
y recuerda los pasados albores del deseo
las luces de los soles
en la pupila del tótem páter a orillas de la playa
y ahora sus pupilas derraman
diamantes amarillos.
Ella coge un tique para Nueva Orleans
y se lanza a la carrera,
lejos,
que el tren puede partir sin ella,
ya el humo se eleva en columna,
silba el pitido anunciador
de huidas
y ella se lanza a la carrera
con su tique para Nueva Orleans en el bolsillo.
¿Por qué no he de ponerme, madre,
las camisas de mi padre?
dijo ella, y no obtuvo respuesta,
ahora la camisa del padre
protege su pecho
y ha empezado a derretirse en botones.
¡Dulce viento rubio, sopla arenas!,
cantan los muchachos su blues desde los campanarios,
sus pies desnudos como antaño,
el asfalto quema.
Y ella coge un tique para Nueva Orleans
con la camisa del páter tótem sobre los hombros
y sus balanzas en los bolsillos,
su reloj de luna y las pipas del abuelo,
ella atrapa un tique para largarse lejos.
Habemus Papam
Construimos una religión
y manejamos los cerebros
hay celdas de abejas colgando de las antenas
que en realidad son muertos
las calles huelen mal
todo se desmorona
mis pasos van salpicando las fétidas aguas
lame la mierda la suela de mis sandalias
y es el pescador quien se hunde en el lodo
y nadie le salva
construimos una religión
y manejamos los cerebros
las afecciones y el pasado
se vuelven pozos negros
la materia primigenia
ahora es barro moldeable
y es la podredumbre
templos erigidos
en torno al poder
en el extremo de la duda
siempre tambaleantes
siempre tan al borde del terror
y es la parálisis
monolítico falo en medio de la plaza de San Pedro
donde los niños camuflan sus asesinatos
los cadáveres reclaman su derecho a oler mal
y nos tapamos la nariz
con las bíblicas palabras
y son palabras, cáscaras de agujas
goteando aún su heroína
el preciado elixir de los compasivos
para eso se han escrito los libros
proclaman los eruditos desde sus enciclopedias
y son cíclopes de un solo ojo
sin apenas frente
miramos las antenas y decimos que son cruces
no celdas, sí cruces,
mensajes de redención para el futuro
y pagamos nuestros diezmos
y no queremos oler,
oler no, no, no,
por favor, no,
antes ser asesinos en serie
construir celdas que aparenten de abejas
y meter allí a los muertos
y que huelan a miel
o eso parezca
luego nos inyectamos la heroína
dormimos, tan dulce es el sueño,
y hay tanto placer…
y es satán un perro que acecha
escondido en cada esquina a nuestra espalda
siempre desde atrás
en el mugriento callejón
espera la encerrona.
La dama de Orleans
Ella coge un tique para Nueva Orleans
con la camisa del padre
derritiéndose en sudor por los botones,
ella coge un tique para correr lejos
tropieza con los sumideros arrancados
tras el huracán
se da de bruces con los bancos en los parques
y su rostro cae sobre maternales tripas que la asfixian
los muchachos se asustan y le gritan desde los campanarios:
¡Eh, que se escapa tu tren, corre, corre, dulce viento rubio!
Ella atrapa en el aire un tique para correr rápido
la balanza del padre en los bolsillos
el reloj de luna del padre y las pipas del abuelo
¿Por qué no he de ponerme, madre,
las camisas de mi padre?,
preguntó ella
y entonces compró un tique para Nueva Orleans.
Ella se detiene ahora sin aliento
algunos metros aún hasta la estación
y recuerda los pasados albores del deseo
las luces de los soles
en la pupila del tótem páter a orillas de la playa
y ahora sus pupilas derraman
diamantes amarillos.
Ella coge un tique para Nueva Orleans
y se lanza a la carrera,
lejos,
que el tren puede partir sin ella,
ya el humo se eleva en columna,
silba el pitido anunciador
de huidas
y ella se lanza a la carrera
con su tique para Nueva Orleans en el bolsillo.
¿Por qué no he de ponerme, madre,
las camisas de mi padre?
dijo ella, y no obtuvo respuesta,
ahora la camisa del padre
protege su pecho
y ha empezado a derretirse en botones.
¡Dulce viento rubio, sopla arenas!,
cantan los muchachos su blues desde los campanarios,
sus pies desnudos como antaño,
el asfalto quema.
Y ella coge un tique para Nueva Orleans
con la camisa del páter tótem sobre los hombros
y sus balanzas en los bolsillos,
su reloj de luna y las pipas del abuelo,
ella atrapa un tique para largarse lejos.
Habemus Papam
Construimos una religión
y manejamos los cerebros
hay celdas de abejas colgando de las antenas
que en realidad son muertos
las calles huelen mal
todo se desmorona
mis pasos van salpicando las fétidas aguas
lame la mierda la suela de mis sandalias
y es el pescador quien se hunde en el lodo
y nadie le salva
construimos una religión
y manejamos los cerebros
las afecciones y el pasado
se vuelven pozos negros
la materia primigenia
ahora es barro moldeable
y es la podredumbre
templos erigidos
en torno al poder
en el extremo de la duda
siempre tambaleantes
siempre tan al borde del terror
y es la parálisis
monolítico falo en medio de la plaza de San Pedro
donde los niños camuflan sus asesinatos
los cadáveres reclaman su derecho a oler mal
y nos tapamos la nariz
con las bíblicas palabras
y son palabras, cáscaras de agujas
goteando aún su heroína
el preciado elixir de los compasivos
para eso se han escrito los libros
proclaman los eruditos desde sus enciclopedias
y son cíclopes de un solo ojo
sin apenas frente
miramos las antenas y decimos que son cruces
no celdas, sí cruces,
mensajes de redención para el futuro
y pagamos nuestros diezmos
y no queremos oler,
oler no, no, no,
por favor, no,
antes ser asesinos en serie
construir celdas que aparenten de abejas
y meter allí a los muertos
y que huelan a miel
o eso parezca
luego nos inyectamos la heroína
dormimos, tan dulce es el sueño,
y hay tanto placer…
y es satán un perro que acecha
escondido en cada esquina a nuestra espalda
siempre desde atrás
en el mugriento callejón
espera la encerrona.

