JONAY CABRERA
(Santa Cruz de Tenerife, 1983)
Poeta y fotógrafo afincado en la isla de Fuerteventura ha publicado diversos poemarios como la “Mirada del Mamut” (2003), “El giro del girasol” (2010). Interesado por la cultura y en especial por la poesía, ha participado en diversos coloquios y encuentros poéticos para fomentar la lectura. Última obra editada y publicada por el área de cultura del Cabildo de Fuerteventura, “Los abismos de Cal”, en ella, muestra una reflexión profunda acerca de aspectos de la vida; tales como la soledad, desamor, desarraigo social etc., basándose en su propia interpretación de los mismos.

| POESÍAS |

JONAY CABRERA
(Santa Cruz de Tenerife, 1983)
Poeta y fotógrafo afincado en la isla de Fuerteventura ha publicado diversos poemarios como la “Mirada del Mamut” (2003), “El giro del girasol” (2010). Interesado por la cultura y en especial por la poesía, ha participado en diversos coloquios y encuentros poéticos para fomentar la lectura. Última obra editada y publicada por el área de cultura del Cabildo de Fuerteventura, “Los abismos de Cal”, en ella, muestra una reflexión profunda acerca de aspectos de la vida; tales como la soledad, desamor, desarraigo social etc., basándose en su propia interpretación de los mismos.
| POESÍAS |
El ¡ay! del poeta
El ¡ay¡ del poeta, es dolor y bruma cegadora al propio, pero invisible al resto.
Es descanso sobre sillas de mimbre, en momentos de verano, [camisetas
llamativas, señoritas de tersos y brillantes muslos desfilando, helados,
cervezas]…
¿Y qué le ocurre al poeta?
El poeta, se encuentra entre dos mundos: en uno de ellos; “supuesto real”,
conviven los ancianos con sus palomas y parques solemnes, los camareros y
sus prisas sobre terrazas, los autos, las playas.
El otro mundo es diferente, nadie sabe del otro mundo del poeta; allí cohabitan:
Saturno, devorando a su hijo, Dante Alighieri, recitando su” Divina Comedia”,
André Bretón, repasando el manifiesto surrealista, Leonora Carrington con su
“Tres mujeres y cuervos en la mesa”, todos ellos, tarareando el” My way” de
Frank Sinatra.
— ¿Otra cerveza
señor?
—Sí, gracias.
La vida
“Hace falta una vida para aprender a vivir”
(Séneca)
La vida: como el resto de ilusiones infantiles, es fantasía, mentira con sandías y
melones en los brazos, semejantes a segundos cálidos, mediterráneos, con luces
brillantes, con soles anaranjados recién pintados.
La vida, de ojos hambrientos y sonrisas parecidas a cobre, robado en chalets
adosados, en las afueras, con pequeños jardines con enanos, pozos y bancos de
metal blancos.
La vida como manantial fresco que duerme al raso, pasa de largo ante mis ojos, a
veces se calza la piel de víctima, otras veces organiza veladas de boxeo sin
guantes.
Por cada hombre que nace, un anciano, repasa en residencias la misma
historia, por cada hombre fallecido, nace un te quiero, un posterior amargo
olvido.
La vida, mi vida: aquella tu vida con gusto por la vida, mi pasado contenido en tu
futuro, la vida; no son más que conjunto de personas sin sombras, inundando las
calles con huellas de zapatos recién betunados y bautizos, comuniones , bodas,
entierros y por último, hijos esnifando herencias.
El ¡ay! del poeta
El ¡ay¡ del poeta, es dolor y bruma cegadora al propio, pero invisible al resto.
Es descanso sobre sillas de mimbre, en momentos de verano, [camisetas
llamativas, señoritas de tersos y brillantes muslos desfilando, helados,
cervezas]…
¿Y qué le ocurre al poeta?
El poeta, se encuentra entre dos mundos: en uno de ellos; “supuesto real”,
conviven los ancianos con sus palomas y parques solemnes, los camareros y
sus prisas sobre terrazas, los autos, las playas.
El otro mundo es diferente, nadie sabe del otro mundo del poeta; allí cohabitan:
Saturno, devorando a su hijo, Dante Alighieri, recitando su” Divina Comedia”,
André Bretón, repasando el manifiesto surrealista, Leonora Carrington con su
“Tres mujeres y cuervos en la mesa”, todos ellos, tarareando el” My way” de
Frank Sinatra.
— ¿Otra cerveza
señor?
—Sí, gracias.
La vida
“Hace falta una vida para aprender a vivir”
(Séneca)
La vida: como el resto de ilusiones infantiles, es fantasía, mentira con sandías y
melones en los brazos, semejantes a segundos cálidos, mediterráneos, con luces
brillantes, con soles anaranjados recién pintados.
La vida, de ojos hambrientos y sonrisas parecidas a cobre, robado en chalets
adosados, en las afueras, con pequeños jardines con enanos, pozos y bancos de
metal blancos.
La vida como manantial fresco que duerme al raso, pasa de largo ante mis ojos, a
veces se calza la piel de víctima, otras veces organiza veladas de boxeo sin
guantes.
Por cada hombre que nace, un anciano, repasa en residencias la misma
historia, por cada hombre fallecido, nace un te quiero, un posterior amargo
olvido.
La vida, mi vida: aquella tu vida con gusto por la vida, mi pasado contenido en tu
futuro, la vida; no son más que conjunto de personas sin sombras, inundando las
calles con huellas de zapatos recién betunados y bautizos, comuniones , bodas,
entierros y por último, hijos esnifando herencias.

