MARCOS HORMIGA
(Puerto del Rosario, 1957)
Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Filología.
Profesor retirado. Ha participado en diversos congresos de filología y de traducción y en congresos nacionales e internacionales de poesía e, igualmente, en encuentros del verso improvisado.
- Cronológicamente, ha traducido y editado: Olivia Stone. Fuerteventura 1884 (1995), Desmond Egan: Famine De Hambruna (2002), coautor de Las Islas Canarias, su historia, historia natural y paisaje (2003) y Henry E. Harris: Fuerteventura y Tenerife 1900 (2009). También es traductor de Las Islas Canarias-Fuerteventura, John Mercer (2021).
- Ha coordinado volúmenes colectivos de Los cuentos famosos de Pepe Monagas, en décimas en las ediciones de 2010 y de 2021.
- Es autor de los siguientes libros de poesía: Poemas de Pe a Paz (1990), De soledumbres (1998), De sombras y neón (2000), La sima del siglo XX (2002), Entrelíneas (2002), DerviaDos (2008) y Eversión Original (2019).
- También ha participado en la elaboración de obras de literatura infantil como La batalla de Tamasite (2005) y El Quijote cabalga por Canarias (2009).
- Autor de obra narrativa tal como Dentro de la piedra y Microretratos (2015), si bien, recientemente, en octubre de 2021, presentó su último trabajo: La Hijuela, una narración ambientada en la Fuerteventura rural de postguerra.

| POESÍAS |

MARCOS HORMIGA
(Puerto del Rosario, 1957)
Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Filología.
Profesor retirado. Ha participado en diversos congresos de filología y de traducción y en congresos nacionales e internacionales de poesía e, igualmente, en encuentros del verso improvisado.
- Cronológicamente, ha traducido y editado: Olivia Stone. Fuerteventura 1884 (1995), Desmond Egan: Famine De Hambruna (2002), coautor de Las Islas Canarias, su historia, historia natural y paisaje (2003) y Henry E. Harris: Fuerteventura y Tenerife 1900 (2009). También es traductor de Las Islas Canarias-Fuerteventura, John Mercer (2021).
- Ha coordinado volúmenes colectivos de Los cuentos famosos de Pepe Monagas, en décimas en las ediciones de 2010 y de 2021.
- Es autor de los siguientes libros de poesía: Poemas de Pe a Paz (1990), De soledumbres (1998), De sombras y neón (2000), La sima del siglo XX (2002), Entrelíneas (2002), DerviaDos (2008) y Eversión Original (2019).
- También ha participado en la elaboración de obras de literatura infantil como La batalla de Tamasite (2005) y El Quijote cabalga por Canarias (2009).
- Autor de obra narrativa tal como Dentro de la piedra y Microretratos (2015), si bien, recientemente, en octubre de 2021, presentó su último trabajo: La Hijuela, una narración ambientada en la Fuerteventura rural de postguerra.
| POESÍAS |
El pasillo
Es voz la viva voz de mi pasillo
alargado pasillo de pasajes
al fondo está la estancia de mis hijos
y a su lado un estudio luminoso
ésa la voz de mi pasillo
que transito recorro a cada rato
un mundo del balcón a la mediana
la pared más acá de mis vecinos
más allá de una radio estrafalaria
y voces y tacones en su seno
y cierta vez colgaron al pasillo
aquel cuadro patético
la sorna visitante
un anciano mal aire
unos besos furtivos y además
el pum con la pared el ñac-ñac del triciclo
la risa de los hijos
las huellas de otros tiempos
y hasta una inoportuna chirriante zapatera
es mar de todos el pasillo
de estrechos horizontes
se abre
la larga galería de buenas intenciones
y trae las voces de mis cosas
con vocación de cauce
desierto de los muebles
rectamente trazado
conduciendo a la gente dirigiendo a la casa
con sus márgenes nítidas
es mar de todos
mi pasillo
el salón la cocina el dormitorio
la luz de sendos patios
y las puertas que dan con otros mundos
resueltos a encendernos las funciones
y sentirnos en casa es el pasillo
El niño es un lugar
Aquel niño. Un lugar
de aguaje. Límpido
el salitre.
Transe de olas. Mensajeras
las naves. Palomar
de chiquillos y arrullo de espuma.
Aquel.
Arenal de matos
encumbrados. Mediodías
de horas inmortales. Orilladas
llanuras cumplidas
en la piel del agua. En la memoria
el niño. Al pie
es el mundo. Retornos
memorados. Reflejos.
Centellas plateadas. Ondulantes
chispas de gritos. Niños.
Un verano. Vuelve el rostro.
Otro verano
salpicado. Trajín
de rocas pescaderas:
bullones recogidos,
lava ondulada. Leguaje del mar
voluble.
Andresito al frente, detrás
mis primos y yo. El mar
en medio. Castas de cebas,
charquitos mareados, trazos pejeverdes,
fulas galanas, palometas de estaño,
aguavivas venteando. El niño
vira el rostro. Mira al frente.
Vuelve. El mar
mece. La memoria
hecha un timón. La barquilla
de mi padre. Arrumba
desde a bordo, abica
al mismo puerto:
el mar. Un lugar
de aguaje. Límpido
el niño.
El pasillo
Es voz la viva voz de mi pasillo
alargado pasillo de pasajes
al fondo está la estancia de mis hijos
y a su lado un estudio luminoso
ésa la voz de mi pasillo
que transito recorro a cada rato
un mundo del balcón a la mediana
la pared más acá de mis vecinos
más allá de una radio estrafalaria
y voces y tacones en su seno
y cierta vez colgaron al pasillo
aquel cuadro patético
la sorna visitante
un anciano mal aire
unos besos furtivos y además
el pum con la pared el ñac-ñac del triciclo
la risa de los hijos
las huellas de otros tiempos
y hasta una inoportuna chirriante zapatera
es mar de todos el pasillo
de estrechos horizontes
se abre
la larga galería de buenas intenciones
y trae las voces de mis cosas
con vocación de cauce
desierto de los muebles
rectamente trazado
conduciendo a la gente dirigiendo a la casa
con sus márgenes nítidas
es mar de todos
mi pasillo
el salón la cocina el dormitorio
la luz de sendos patios
y las puertas que dan con otros mundos
resueltos a encendernos las funciones
y sentirnos en casa es el pasillo
El niño es un lugar
Aquel niño. Un lugar
de aguaje. Límpido
el salitre.
Transe de olas. Mensajeras
las naves. Palomar
de chiquillos y arrullo de espuma.
Aquel.
Arenal de matos
encumbrados. Mediodías
de horas inmortales. Orilladas
llanuras cumplidas
en la piel del agua. En la memoria
el niño. Al pie
es el mundo. Retornos
memorados. Reflejos.
Centellas plateadas. Ondulantes
chispas de gritos. Niños.
Un verano. Vuelve el rostro.
Otro verano
salpicado. Trajín
de rocas pescaderas:
bullones recogidos,
lava ondulada. Leguaje del mar
voluble.
Andresito al frente, detrás
mis primos y yo. El mar
en medio. Castas de cebas,
charquitos mareados, trazos pejeverdes,
fulas galanas, palometas de estaño,
aguavivas venteando. El niño
vira el rostro. Mira al frente.
Vuelve. El mar
mece. La memoria
hecha un timón. La barquilla
de mi padre. Arrumba
desde a bordo, abica
al mismo puerto:
el mar. Un lugar
de aguaje. Límpido

