OLGA MESA 

(Sáhara)

Fundadora y directora de Culturalias. Es filóloga, con la especialidad en Literatura Hispanoamericana, y técnica superior de Integración Social. Está certificada en corrección editorial, así como en Marketing y Comunicación. Es creadora de contenidos, gestora de proyectos culturales y docente de empleo.

Nació en el Sáhara en una época convulsa. Mientras España se retiraba, abandonando la colonia a su suerte, junto a toda la población, esta se veía sumida en una guerra por frenar la ocupación ilegal de Marruecos, el país vecino.

Ha publicado bajo seudónimo, junto al grupo de escritores saharauis en español, los siguientes libros:

  • Retratos saharauis (Ed. Victoria Gil, 2009)
  • La Primavera saharaui (Ed. Bubok, 2011)
  • Poetas saharauis (Ed. El perro y la rana, Venezuela, 2013)
  • Las voces del viento (Ed. Homenaje, Uruguay, 2014)
  • VerSahara (Ed. Cuadernos La Gueldera, 2016)

Ha participado como poeta invitada en el Festival Internacional de poesía MedMad (Medellín – Madrid, julio de 2015), y en el ciclo «Lecturas poéticas para sembrar la paz» (Extremadura, julio de 2019).

En octubre del 2014 impartió en la facultad de Periodismo (ULL) la conferencia titulada: La poesía femenina de la resistencia: la creación literaria de la mujer saharaui bajo la ocupación y el exilio, organizada por la UIMP y Amnistía Internacional.

 

A finales del 2019, la Universidad de Cracovia (Polonia) eligió su artículo La escritura diagnóstica de Cien años de soledad: mujeres en un siglo de culpa, que se publicó en el libro homenaje al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.

|  POESÍAS  |

OLGA MESA

(Sáhara)

Fundadora y directora de Culturalias. Es filóloga, con la especialidad en Literatura Hispanoamericana, y técnica superior de Integración Social. Está certificada en corrección editorial, así como en Marketing y Comunicación. Es creadora de contenidos, gestora de proyectos culturales y docente de empleo.

Nació en el Sáhara en una época convulsa. Mientras España se retiraba, abandonando la colonia a su suerte, junto a toda la población, esta se veía sumida en una guerra por frenar la ocupación ilegal de Marruecos, el país vecino.

Ha publicado bajo seudónimo, junto al grupo de escritores saharauis en español, los siguientes libros:

  • Retratos saharauis (Ed. Victoria Gil, 2009)
  • La Primavera saharaui (Ed. Bubok, 2011)
  • Poetas saharauis (Ed. El perro y la rana, Venezuela, 2013)
  • Las voces del viento (Ed. Homenaje, Uruguay, 2014)
  • VerSahara (Ed. Cuadernos La Gueldera, 2016)

Ha participado como poeta invitada en el Festival Internacional de poesía MedMad (Medellín – Madrid, julio de 2015), y en el ciclo «Lecturas poéticas para sembrar la paz» (Extremadura, julio de 2019).

En octubre del 2014 impartió en la facultad de Periodismo (ULL) la conferencia titulada: La poesía femenina de la resistencia: la creación literaria de la mujer saharaui bajo la ocupación y el exilio, organizada por la UIMP y Amnistía Internacional.

igación en la universidad de Castilla La Mancha y en la universidad de La Laguna, sobre folclore y literatura infantil y juvenil.

Ha impartido seminarios, cursos, conferencias y ha participado en festivales, ferias el libro y universidades de Europa, América y África.

Ha sido creador y director del Festival Internacional del Cuento de Los Silos.

En el año 2014 la Fundación FIDAL de Quito (Ecuador) le concede el Premio “Nous» a la trayectoria de vida por su labor educativa y cultural. En 2019 el Ayuntamiento de Los Silos acordó concederle la distinción honorífica de la denominación de la Biblioteca Publica de los Silos con el nombre de Biblioteca Ernesto Rodríguez Abad. En el mismo año entra a formar parte de la Academia canaria de la lengua, com o académico colaborador.

A finales del 2019, la Universidad de Cracovia (Polonia) eligió su artículo La escritura diagnóstica de Cien años de soledad: mujeres en un siglo de culpa, que se publicó en el libro homenaje al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.

 

 

|  POESÍAS  |

Soledad

 

Del punto más alto del paladar

se desprende a trozos la soledad.

Cae sobre la lengua como un cristal, 

amarga por el paso del tiempo.

Cae del labio el vacilante pulso

sin leve beso que lo sostenga.

Cae, y no encuentra ya la lengua

verbo en su boca que la nombre.

Nada guarda ya su palabra,

Salvo los ecos de un pozo antiguo.

Con salobre silencio me lleva,

al fondo de su lago profundo.

Cae la soledad por el peso

olvidado del propio recuerdo.

Cae sin lugar preciso ni razón,

en un vacío que no se esconde.

Ítaca

 

Volveré a la tierra,

a pesar de las heridas

de la guerra perdida,
de la historia en mi cuerpo.

Volveré a la tierra,
sin el padre y la madre
que aquel día me tuvieron,
porque ellos ya volvieron
y me esperan.

Volveré a tierra,

convencida y reiterada

sin la lucha devastada

con delirio enardecido.

 

La esperanza es terrible

cuando alimenta osamentas

y se vuelve camino,

único camino perseguible.

 

Si me acechan los ladrones,

abusadores de melhfas,

les mostraré mis heridas,

que, aún sangrando,

no me frenan.

 

 

 

Pues volveré a la tierra

el día de abrir ventanas,

de amanecer en higueras

con la Badía temprana

 

Llegaré con las manos serenas

De una tropa de manos hermanas

En silencio y sin tapujos

Tomando lo nuestro

Y dando la cara.

Volveré a la tierra,
con los pasos de mi padre,
el corazón de mi madre,
y los años de su espera.

A tiempo está mi razón,
pero si la violencia impone,
bastará con mi dolor
para forzar la puerta.

Volveré a la tierra
y conmigo,

entrarán todos los muertos,
para dejar sus cuerpos
donde sus hijos los velan.

 

Olga Mesa

(nombre saharaui: Salka Embarek)

Soledad

 

Del punto más alto del paladar

se desprende a trozos la soledad.

Cae sobre la lengua como un cristal, 

amarga por el paso del tiempo.

Cae del labio el vacilante pulso

sin leve beso que lo sostenga.

Cae, y no encuentra ya la lengua

verbo en su boca que la nombre.

Nada guarda ya su palabra,

Salvo los ecos de un pozo antiguo.

Con salobre silencio me lleva,

al fondo de su lago profundo.

Cae la soledad por el peso

olvidado del propio recuerdo.

Cae sin lugar preciso ni razón,

en un vacío que no se esconde.

Ítaca

 

Volveré a la tierra,

a pesar de las heridas

de la guerra perdida,
de la historia en mi cuerpo.

Volveré a la tierra,
sin el padre y la madre
que aquel día me tuvieron,
porque ellos ya volvieron
y me esperan.

Volveré a tierra,

convencida y reiterada

sin la lucha devastada

con delirio enardecido.

 

La esperanza es terrible

cuando alimenta osamentas

y se vuelve camino,

único camino perseguible.

 

Si me acechan los ladrones,

abusadores de melhfas,

les mostraré mis heridas,

que, aún sangrando,

no me frenan.

 

 

 

Pues volveré a la tierra

el día de abrir ventanas,

de amanecer en higueras

con la Badía temprana

 

Llegaré con las manos serenas

De una tropa de manos hermanas

En silencio y sin tapujos

Tomando lo nuestro

Y dando la cara.

Volveré a la tierra,
con los pasos de mi padre,
el corazón de mi madre,
y los años de su espera.

A tiempo está mi razón,
pero si la violencia impone,
bastará con mi dolor
para forzar la puerta.

Volveré a la tierra
y conmigo,

entrarán todos los muertos,
para dejar sus cuerpos
donde sus hijos los velan.

 

Olga Mesa

(nombre saharaui: Salka Embarek)