TERESA DELGADO DUQUE 

(Las Palmas de Gran Canaria)

Es persona, mujer, madre, técnica Superior de integración Social. Contadora de historias.

Técnica en programación, operaciones e información de los servicios de tránsito aéreo en el aeropuerto de Gran Canaria.

Escritora, autora de Palabras Vivas- Poemas- Editions Alondras- Montreal Canadá, 2012 , de la plaquette «Lo que no está escrito» perteneciente a la colección Poesía móvil de la editorial BGR, 2021, del álbum infantil ilustrado IGALOT- Editorial CanariaseBook/Cam-PDS, 2021

Participante con poesía, cuento y relato corto en diversas antologías, publicaciones colectivas y revistas literarias nacionales e internacionales.

Creadora de contenidos de radio y presentadora del programa propio “Había una voz”. Ex directora del programa de radio “El Poder de las letras”.

Creadora y participante en eventos de la palabra nacionales e internacionales invitada como narradora y como poeta.

Ha creado el proyecto socioeducativo y cultural “Desde el corazón.

 

 

|  POESÍAS  |

TERESA DELGADO DUQUE 

(Las Palmas de Gran Canaria)

Es persona, mujer, madre, técnica Superior de integración Social. Contadora de historias.

Técnica en programación, operaciones e información de los servicios de tránsito aéreo en el aeropuerto de Gran Canaria.

Escritora, autora de Palabras Vivas- Poemas- Editions Alondras- Montreal Canadá, 2012 , de la plaquette «Lo que no está escrito» perteneciente a la colección Poesía móvil de la editorial BGR, 2021, del álbum infantil ilustrado IGALOT- Editorial CanariaseBook/Cam-PDS, 2021

Participante con poesía, cuento y relato corto en diversas antologías, publicaciones colectivas y revistas literarias nacionales e internacionales.

Creadora de contenidos de radio y presentadora del programa propio “Había una voz”. Ex directora del programa de radio “El Poder de las letras”.

Creadora y participante en eventos de la palabra nacionales e internacionales invitada como narradora y como poeta.

Ha creado el proyecto socioeducativo y cultural “Desde el corazón.

 

|  POESÍAS  |

Jaulas

 

A veces sueño

que cuento baldosas

con mis pasos descalzos.

Blanco, cuadrado, negro.

Abismo

Gritos, metal, silencio.

No vienes.

No agarras el temblor

que revolotea a lo largo

del pasillo.

Ya no hay mariposas.

Blanco, negro, blanco.

Abismo.

He tragado mis pastillas

como una niña buena.

Te escondo debajo de mi lengua

no lo advierten.

Noche, madrugada, noche.

Tú en mi boca

en mi cabeza

en mi pecho

en mi vientre.

A veces te veo Alejandra,

nadie más te ve susurrarme al oído:

Sé de la agonía de tu piel

duele vivir sin saber

donde acabas tú

y empieza el poema.

Escribe papelitos, yo lo hacía

los dejaba a escondidas

en los barrotes del tiempo.

La ternura acaba fundiendo el metal,

deja siempre algo de comer

a los pájaros,

son los moradores

de los inaccesibles ventanucos

de las celdas.

Ellos te traen en sus picos

suministros

un poco de aire, un poco de luz

un poco de esperanza.

No escapes sola ni de noche.

Recuerda el largo, la hondura

y la forma del pasillo…

Abismo, poema, abismo.

Breve anatomía metacarpiana

 

Conozco tu mano

allá donde se pose, sé que es tu mano,

conozco su anatomía de huesos pequeños

posada sobre el torso

de un árbol cualquiera o de su sombra,

Conozco su canto.

— Quiero abrazarme a tus ramas,

me dices.

Yo, mi bello prodigio de plumas,

finjo creerte.

Sé de tu vocación de vuelo,

más siempre habrá rocío en el bosque,

nunca estará seco tu pico insaciable.

A cambio,

solo muéstrame el éxtasis,

la belleza del batir de alas

de una alondra

y observa, en silencio,

como tiemblo en sus párpados.

Jaulas

 

A veces sueño

que cuento baldosas

con mis pasos descalzos.

Blanco, cuadrado, negro.

Abismo

Gritos, metal, silencio.

No vienes.

No agarras el temblor

que revolotea a lo largo

del pasillo.

Ya no hay mariposas.

Blanco, negro, blanco.

Abismo.

He tragado mis pastillas

como una niña buena.

Te escondo debajo de mi lengua

no lo advierten.

Noche, madrugada, noche.

Tú en mi boca

en mi cabeza

en mi pecho

en mi vientre.

A veces te veo Alejandra,

nadie más te ve susurrarme al oído:

Sé de la agonía de tu piel

duele vivir sin saber

donde acabas tú

y empieza el poema.

Escribe papelitos, yo lo hacía

los dejaba a escondidas

en los barrotes del tiempo.

La ternura acaba fundiendo el metal,

deja siempre algo de comer

a los pájaros,

son los moradores

de los inaccesibles ventanucos

de las celdas.

Ellos te traen en sus picos

suministros

un poco de aire, un poco de luz

un poco de esperanza.

No escapes sola ni de noche.

Recuerda el largo, la hondura

y la forma del pasillo…

Abismo, poema, abismo.

Breve anatomía metacarpiana

 

Conozco tu mano

allá donde se pose, sé que es tu mano,

conozco su anatomía de huesos pequeños

posada sobre el torso

de un árbol cualquiera o de su sombra,

Conozco su canto.

— Quiero abrazarme a tus ramas,

me dices.

Yo, mi bello prodigio de plumas,

finjo creerte.

Sé de tu vocación de vuelo,

más siempre habrá rocío en el bosque,

nunca estará seco tu pico insaciable.

A cambio,

solo muéstrame el éxtasis,

la belleza del batir de alas

de una alondra

y observa, en silencio,

como tiemblo en sus párpados.